La multiplicación de las ollas

La salud, sin lugar a dudas, históricamente ha sido la excusa para que mujeres y hombres paraguayos saquen a relucir su solidaridad; esa solidaridad que sobrepasa todas las expectativas y previsiones y que logra cosechar abundancia en bolsillos aparentemente diezmados. Y la coyuntura de la actual pandemia por COVID-19 no es la excepción.

 

 

Valdovina, Ariel, Natalia y Alfredo son solo algunos de los protagonistas de esta práctica tan auténticamente paraguaya. La ciudad de Itaugua, patria del Ñandutí, es hoy también patria de esa actitud que nos representa y caracteriza dentro y fuera del país: la solidaridad.  Ellos convirtieron la idea de ofrecer unos platos de comida a los vecinos más necesitados, durante dos o tres días, en una multiplicación de ollas que ya lleva casi 4 semanas alimentando a más de 100 familias.

 

Desayunos y almuerzos para el barrio

“Se nos ocurrió por el tema de que ya nadie estaba trabajando”, relata Natalia sobre esta movida en el barrio Las Colinas de Itauguá. Desde que empezó la cuarentena ofrecen desayunos y almuerzos para muchas personas del barrio, entre ellos a muchos de los 450 niños y niñas de la comunidad, quienes fueron su fuente de inspiración para esta ejemplar iniciativa. 

 

 

No saben la cantidad exacta de personas que reciben alimentos desde esta movilización vecinal. Solo disfrutan de la satisfacción de ver cómo las ollas se multiplican y logran día a día cumplir con todos. Definitivamente, en este tipo de situaciones los cálculos de platos a llenar son tan imprevisibles como la generosidad que surge de donde uno menos se lo imagina. Vecinos a quienes les sobra más en el corazón que en el bolsillo, comercios locales que tienen claro por dónde va la verdadera responsabilidad social, manos que se multiplican para revolver las ollas; todo suma y hace posible que más de cien familias salgan con el estómago y el corazón cargados.

 

 

Algunos traen carbón, otros donan insumos; está quien se ocupa de encender la leña para el fuego y quién le da sabor a la comida. No importa qué ni cuánto; lo que vale es la fuerza de la unión y del amor que una vez más deja en claro que el Paraguay tiene un gran y solidario corazón.  

 

 

Más que nunca, como siempre, ¡juntos por Paraguay!